San Valentín ya no es monopolio único del amor romántico. Ahora se celebra todo: el amor
propio, el amor a tus amigos, a tu familia y, por supuesto, a ese alguien especial. Como casi
todo, el amor también mejora con un buen vino y aquí tienes opciones para cada tipo de afecto,
porque no todas las historias de amor caben en un solo brindis, te proponemos cuatro.
- Para brindar por el amor propio:
Classica Hacienda López de Haro Blanco 2014
Porque antes de amar a otros, hay que quererse a uno mismo, y si
eso incluye un brindis frente al espejo, ¡bienvenido sea! Este vino no
solo tiene clase, sino también historia: rinde homenaje a Josette
Cordier, una mujer pionera que rompió techos de cristal (y seguramente
descorchó unas cuantas botellas para celebrarlo) en el mundo del vino de
Rioja. Elaborado solo en añadas excepcionales, este blanco deslumbra con su
complejidad, elegancia y su largo paso por barrica, que le da carácter. Ideal para
una noche de spa en casa, una playlist de tus canciones favoritas y un brindis por
ti, que lo vales.
2. Para brindar por el amor a los amigos:
Bardos Villálvaro
Brindar con amigos es como un karaoke grupal: puede acabar
desastroso, pero siempre es memorable. Para esos momentos, nada
mejor que Bardos Villálvaro, un vino que lleva la esencia de la
localidad soriana que da nombre al vino, Villálvaro, en la DO Ribera del
Duero. Una zona desconocida pero que guarda un tesoro: microparcelas a
mil metros de altitud, con cepas viejísimas cuidadas al detalle. Allí nace este tinto
con carácter, como ese amigo que siempre tiene una buena historia que
contar: profundo, estructurado y con una chispa que te engancha.
Perfecto para risas compartidas, planes improvisados y anécdotas vergonzosas en
común.
3. Para brindar por la familia:
Valdechuecas Viñedo Singular
La familia: ese grupo que siempre estará ahí, para lo bueno, lo malo
y las sobremesas interminables. Valdechuecas Viñedo Singular
encapsula todo ese cariño intergeneracional. Este vino es puro amor
artesanal, cultivado y elaborado a mano por la familia Acha en
Cárdenas, en el Alto Najerilla (Rioja). Generación tras generación,
han cuidado esta parcela tan especial como un tesoro, y ese mimo
se nota en cada sorbo. Con notas complejas y un equilibrio que habla
de tradición y paciencia, es el compañero perfecto para una comida
familiar llena de anécdotas, abrazos… y sí, algún que otro debate
sobre quién hace la mejor tortilla o el arroz más logrado.
4. Para el amor romántico:
Pandemonium Blanco de Tintas
Si estás buscando burbujas que enciendan la chispa (y quizás
también alguna sonrisa), Pandemonium Blanco de Tintas es tu vino.
Este espumoso es el resultado de un proyecto revolucionario que ha
recuperado para la viticultura las laderas más altas del entorno de
los Monasterios de Yuso y Suso, en San Millán de La Cogolla (La
Rioja). Con un clima extremo y suelos privilegiados, nace este
espumoso que desafía las normas: fresco, vibrante y con una acidez
perfectamente equilibrada, un nuevo paradigma para este tipo de
vinos en España. Perfecto para cenas íntimas, miradas cómplices y
ese brindis que marca el comienzo de algo inolvidable.